Crónica cortesía de Andrés

 

III Media Maratón Valdehúncar-Navalmoral de la Mata, 2011

 

La recordaba como fría. En la edición que la corrí, las temperaturas bajo 0º nos acompañaron prácticamente toda la carrera... y esta vez hacía frío, pero no tanto.

En esta ocasión la expedición de corredores zapatones caurienses cambió un poco: los Ángel no nos acompañaron, y en su lugar incorporamos a 2 Zapatones que tienen mucho que dar en estas carreras: Juan María y Juanjo "veterinario". A ver si no paran y siguen con estos compromisos, que formemos un buen grupo, y lo más importante: de buena gente.

 

Esta carrera para mí se estaba convirtiendo en una Maratón, en lugar de una Media: el viernes tuve comida, y la alargué hasta las 4h00 (de la madrugada claro), el sábado jugué (y encima ganamos) y siguiendo la rutina de las últimas carreras no fuí capaz de dormir la noche antes hasta las 3h00... No sé, creo que me presiono mucho con la obligación de que debo llegar descansado; incluso en algún momento llegué a pensar en no ir, pero... Así que el cuerpo que llevaba no era el más apropiado para meterme esa carrera. Creo que hice un desayuno correcto, y dejé un par de manzanas para 1 hora antes de la carrera. Además, cuando llegamos para inscribirnos cogí unos caramelos, detalle de La Caixa, para ir metiéndomelos a lo largo de la carrera. Algo haría.

Cogemos el autobús hasta Valdehúncar, y allí hacemos tiempo para salir a calentar en la casa de cultura, habilitada para recibir a tanto personal. La verdad que me hago el remolón, y creo que más de uno, la temperatura exterior no favorece que nos animemos a trotar. Salgo 10 m antes de la carrera, y doy un par de vueltas, eso sí, buscando siempre el sol. Tras una larga indecisión, decido correr con manga larga, y sin nada más.

 

Voy a ir a mi paso, mi único reto, después del cuerpo que llevaba, es acabarla, sin importarme el tiempo. Me olvido de referencias como Luismi y ni mucho menos Juanjo. Tan sólo salgo detrás Juanma; de Beni no sé nada.

Mucha gente en un principio, tomando un camino que da una vuelta por las callejas del pueblo. Yo he dicho: yo a mi ritmo, sin tiempo, pero te acabas dejando llevar... y en el km 1, con la primera cuesta, Juanma que lo había tenido delante, le empiezo a perder y a medida que meto más metros a mis piernas, más lejos empiezo a divisar la camiseta de Zapatones (para ser azul se distingue bastante bien). Al final la salida la he vuelto a hacer rápida, y el indicador que tengo que es que me duele el estómago cuando es así, me lo dice. En estos primeros km, lo típico, adelantas al que salió muy adelantado o un mejor ritmo, y te van adelantando los que son mejores que tú.

 

Al llegar de nuevo al pueblo, km 3, yo he bajado el ritmo, los grupos ya están bastante marcados. Yo parezco ser el primero de los últimos... pues delante de mí, hay unos corredores pero que me sacan bastantes metros. No me preocupa, yo debo ir a mi ritmo. Pero uno tiene su dignidad y poco a poco los de delante van siendo mi referencia, distancia que mantengo hasta el km 6 prácticamente. Nadie me adelanta ni yo adelanto a nadie: ya digo, el primero de los últimos. En el 5 ya me meto el primer caramelo, pero la verdad es que no sé dónde colocarlo en la boca... si lo coloco en el centro corro el riesgo de tragármelo; si lo coloco en un lateral, no lo iré chupando.

 

A la altura del km 8, a los de delante, a 2, ya está claro que los voy a adelantar, los he recortado bastante... y mirando para atrás veo la amenaza de un grupo importante de corredores. Mis tiempos tienen una media de 5m30... no tengo por qué presionar más, pero creo que llegando al 10 ya terminaré como sea... así que acelero un poco más, con lo que adelanto a varios corredores hasta el km 11, y tan sólo me adelanta uno ya peinado en canas, de Cordoba, pero que lleva un ritmo que no va acorde con la edad que aparenta.

Desde el 12 hay una bajada enorme, con el 2º caramelo ya en la boca, que me permite llevar un ritmo bastante majo y decido aprovecharlo. Yo creo que si llego así a Navalmoral, no tendré problemas en acabarlo. Tras la bajada, pasamos por delante del Hospital, y la verdad que me parece un recorrido confuso. No tengo delante a nadie a la vista, con lo que a veces dudo por dónde seguir... menos mal que algunas veces veo botellas de los corredores que me anteceden y otras veces alguna valla o cita parece guiarme.

La entrada a Navalmoral también es algo confusa, vamos por la calle peatonal, doblada en ambas direcciones para los corredores, y a veces hay que sortear vecinos que van andando tranquilamente por la calle ese domingo... no hay limitación público-carrera. Pero a la altura del km 18, las fuerzas empiezan a fallar. La respiración es buena, pero los bloques de hormigón de mis piernas están comprimidas y parece que los músculos son incapaces de estirarse para alargar la zancada. Se me hacen eterno los últimos kilómetros, tanto que a veces parezco estar seguro de haber pasado algún punto kilométrico sin haberlo visto. Aún así, veo corredores que están bastante peor... el que en la salida decía tener la garganta mal, ahora lo está pagando... algún otro también arrastra los pies.

 

La meta se me hace larguísima, pero de nuevo me queda la satisfacción de acabar otra Media Maratón, y que a pesar de los 2 días anteriores, y la noche, no han podido conmigo.

Hago peor tiempo que la 1ª edición, pero esa no era hoy mi guerra...