Crónica cortesía de Ángel.

 

Éste año sí. Eso pensé unos meses antes de navidad. Éste año tocaba correr por Madrid ya que el año pasado no pudo ser. Así fue como el Viernes antes de comer pusimos rumbo hacia Madrid, pero ésta vez no iba acompañado por ninguno de los habituales compañeros de carreras, únicamente iba mi novia conmigo.

 

Llegamos a Madrid después de comer, dejamos las cosas en el hotel, y nos fuimos dirección a la feria del corredor en la casa de campo. Ya en el metro me cruce con algún corredor que venia de recoger su dorsal y bolsa del corredor, y según avanzaba hacia la feria, se intuía el ambiente. Al llegar allí lo primero que hice fue recoger mí dorsal, y posteriormente la bolsa del corredor, o más bien las bolsas, ya que eran dos, y he de decir que no me esperaba que fuesen tan completas, camiseta, bandana, geles de frio, barritas energéticas, una gran bolsa de m&m´s, ampollas de glucosa, galletas, información de carreras y productos así como de los patrocinadores de la carrera y algo que me sorprendió, un litro y medio de caldo!!. Después nos dimos una vuelta por la feria, viendo los diferentes stands, había de todo, marcas de deporte, revistas especializadas, ropa técnica y de compresión, diarios deportivos, alimentación y bebidas energéticas… de todo vaya. Después de recoger la bolsa del corredor coincidí con Juanma Castaño, que aceptó el reto de Asics y corrió la carrera también. Antes de dejar la feria, te recomiendan que pases a comprobar tu chip, para que funcione correctamente. Y es que no es un chip al uso, no es el típico que se coloca en la zapatilla. El chip va integrado en el dorsal, en la parte posterior. Es una fina lámina acolchada en la cuál va integrado el chip, y que no hay que devolver luego, mucho más cómodo para todos.

 

Es mismo día, di una vuelta por El Retiro, pudiendo comprobar que ya había muchos preparativos para la carrera del domingo y que la meta estaba ligeramente en subida.

Al día siguiente, Sábado, salimos por Madrid a tomar algo, pero la cosa se alargó y terminamos comiendo a base de cañas y tapas, y haciendo más kilómetros andando que los que haría yo al día siguiente corriendo. Creo que no influyó mucho en la carrera, o eso pienso. En cuanto a la cena, decidí innovar en lo que se refiere a mi “última cena” pre-carrera, y cené un plato de pasta con queso, y la verdad que me sentó bastante bien.

 

Son las 7 de la mañana y suena el despertador, la misma rutina que los días de carrera. Bajamos a la cafetería a desayunar y me encuentro con varios corredores más, algunos ya vestidos e incluso con el dorsal puesto, otros, como yo, en chándal, aunque éstos con el chándal o sudadera de su club (tomaremos nota). Luego nos dirigimos a la parada del metro, estamos a unos 20 minutos de la salida andando, pero mejor ir descansado. Un domingo a las 8:20 de la mañana en el metro no suele haber mucho jaleo, pero al llegar a la parada “Ibiza”, en una de las puertas del Retiro, el 99% de la gente se baja, y te empiezas a dar cuenta de la magnitud de la carrera.

Queda algo menos de una hora, y estoy en la línea de salida, dando una vuelta y colocándome el dorsal bajo el chándal. Nos dirigimos hacia el ropero, a unos 700m de la salida y a unos 300m de la meta, pero con el gran número de personas que hay, se hace eterno llegar allí. Por suerte, como mi dorsal esta dentro de los mil primeros, me corresponde la primera zona de ropero, que es del dorsal 1 al 1000, así no tendré que andar mucho. De vuelta a la zona de salida veo las largas colas en los baños que han dispuesto, que debe de haber más de 50, y recuerdo la media de Mérida… porqué será?? Quedan unos 10 minutos para salir y se da la salida entonces para la carrera de 5km, intento calentar un poco, un par de carreras hacia arriba y hacia abajo y poco más. A la vuelta intento colocarme en la salida, y me meto por un hueco que vi, esta todo a tope, y en el primer hueco que vi, me metí saltando la cinta que separaba el recorrido. Por megafonía se intuye que quedan un par de minutos, pero con tanta gente se hace imposible escuchar exactamente nada. Desde mi privilegiada perspectiva diviso la salida, a unos 200m o algo más, y veo los globos naranja de las liebres que marcan el ritmo para hacer las diferentes marcas. Veo como se mueven los primeros globos, y pasan por debajo de la salida, supuse que ya se había dado la salida pues. Desde entonces, hasta mi paso por debajo de la salida pasaron 7 minutos, pasito a pasito y unos 20m antes de la salida trotando. Pulso el reloj y… a correr! Los primeros metros son por el retiro, hasta salir por su puerta principal que da a la puerta de Alcalá y poco después enfilar la calle Príncipe de Vergara, donde nos encontramos con el primer km, el cuál realizo en un tiempo mejor de lo esperado, pensando que me iría por encima de 6 minutos, más que nada debido al gran número de corredores que debería de esquivar. Al paso por el km 2, todo igual, mismo ritmo y seguimos con el zig-zag adelantando corredores. El terreno se hace algo más favorable en la parte final del km 3, y eso se nota en el tiempo, haciendo éste km en 4:20. Entonces se pasa por la cabeza la duda, ¿voy demasiado rápido? ¿Aflojo un poco?. Decido seguir igual, aunque era evidente que el ritmo del último km no podría llevar más de unos pocos km. Al paso por el km 3 empieza una ligera subida, pero no sería hasta el km 4 donde se acrecentaría ésta sensación, manteniéndose en mayor o menor medida hasta el km 9, siempre en subida. Al inicio de ese km 4, enfilamos la calle Santa Engracia, hasta el 6,5, donde llegamos a la Glorieta de Cuatro Caminos, para enlazar con Bravo Murillo y llegar a la Plaza de Castilla y pasar por las “Torres Kio”. Durante éstos 5 km de subida, adelanto a muchísima gente, gente que salió muy adelante, pero que llevan un ritmo muy inferior, gente corriendo con chándal, con calzonas vaqueras, hablando por el móvil… entre tanta gente tiene que haber de todo!. También al paso por la calle Santa Engracia (km 4 a 6,5) pasamos por el parque de bomberos, donde los camiones nos reciben fuera de sus garajes haciendo sonar sus sirenas, y por aclamación popular, los bomberos nos “refrescan” ligeramente.

Después de la Plaza de Castilla, una bajada de unos 300m da lugar a la subida hacia el km 10. Al paso por éste voy un par de minutos por encima del tiempo que me había propuesto para ese punto antes de empezar, pero no le doy importancia ya que en los kilómetros anteriores no esperaba tal subida. Ahora empezaba la parte donde debía de apretar, y así fue. Recuperé algo de aire, y a partir del km 11 empecé a apretar, haciendo los km 12, 13, 14 y 15 en 5:05; 5:06; 5:05 y 5:05, calcando casi los tiempos. Aproximadamente desde el km 12 entramos en la elitista calle Serrano, la cuál está muy bien para pasear y poco más (alguna mujer que haya estado dirá lo contrario). Desde aquí hasta el final el público sería de lo mejor, a ambos lados de la calle y animando muchísimo. El siguiente km se hizo un poco más duro al ser en mayor parte subida, pero aun así sin ceder mucho tiempo, 5:30, y lleno de gente a ambos lados de la calle. Los siguientes km, 17 y 18 son bastante favorables, por lo que el tiempo baja y los hago en 4:54 y 4:56. Aquí llegamos a la estación de Atocha y giramos para subir dirección Retiro, después de haberlo rodeado durante varios kilómetros anteriormente. La subida se hace dura, quizás exigente, con una pendiente bastante prolongada y continuada hasta el km 19,unos 500m. La subo a un ritmo más lento del que llevaba, algo lógico, pero el problema llega unos metros antes de llegar al km 19, me encuentro mal, un pinchazo en el costado derecho me hace llevarme la mano allí, cada vez que golpeo con el pie derecho el suelo veo las estrellas, es como el típico “flato” pero a lo bestia, intento apretar y respirar hondo, pero no se pasa, tanto que ni aflojando el ritmo puedo continuar, me aparto un poco y echo a andar durante unos metros con la mano en el costado mientras en la acera hay varios corredores atendidos por sanitarios, con aparatos y cables enchufados, en ese momento pienso, “no, no quiero acabar así”, y empiezo a trotar suave y poco a poco empiezo a coger ritmo y olvidar el dolor, paso por el km 20, ligeramente por encima de los 6 minutos, y enfilo el último km casi esprintando, intentando recuperar el tiempo perdido, pero es tarde. Llego a la puerta de Alcalá y giro a la derecha para entrar en Paseo de Coches, ya en el Retiro. El último km lo hago casi en zig-zag, de un lado a otro del paseo de entrada al Retiro, adelantando a cientos de personas, y paso en 5:02 ese km 21 y en 26 segundos los últimos 97 m. Al llegar a meta, recogida de avituallamiento y medalla de “finisher”, un poco de descanso, un poco de ropa seca y andando al hotel para relajar un poco el cuerpo.

 

Antes de hacer la carrera no pensé que fuera tan dura y exigente, y la verdad, una vez terminada me doy cuenta que es bastante exigente, sobre todo por la gran cantidad de subidas y bajadas que tiene, que hacen difícil coger ritmo y mantenerlo. Otra cosa que extrañé, pero esto a nivel personal, fue que con tanta cantidad de gente que corría, hice la carrera completamente sólo. A diferencia de otras carreras menos numerosas, aquí había ritmos de todo tipo, pero el afán de querer más, hacía que pasaras a un corredor (o varios) y fueras a por los de más adelante, sin pararte a su altura y seguir el ritmo de nadie. Y así ocurrió desde el principio hasta el final, el pasar a corredores fue la tónica de la carrera, siendo adelantado también por otros, lógicamente.

 

Es una carrera dura, o más bien exigente, pero que su exigencia se disimula con la multitud de la gente, y es tu cuerpo quien va asimilando esa exigencia ya que aquí, el factor mental siempre te dice más, más y más. Por lo que una vez asimilado todo lo vivido el pasado fin de semana, ya tengo hecha una marca en mi calendario para el año que viene, lo volveré a repetir, por el ambiente, por la gente, por la organización, por el recorrido, por volver a disfrutarla, porque SÍ… Y espero que la próxima vez, el logo de Zapatones Running sea paseado por las calles de Madrid por más de un corredor.