Crónica cortesía de Joserra

 

Durante toda la semana las previsiones meteorológicas no eran muy halagüeñas. La no muy nutrida representación Zapatona, compuesta por Tachi "correcaminos", Frasco "Turbo Diesel" y Joserra "el hijo del viento", estuvo mirando al cielo, rogando a Dios y a todo el Santoral que se apiadase del alma de los participantes en esta bonita y dura carrera de montaña. El Todopoderoso y la Virgen de la Cueva escucharon las súplicas y por suerte la prueba se disputó sin lluvia y con una agradable temperatura.

Llegamos una hora y media antes, sin prisas. Tras recoger los dorsales, cambiarnos y hacer las fotos de rigor para subirlas al whatsapp, comenzó la prueba.

A Tachi, como a Bruno Paixao, a la postre ganador, lo perdimos en el calentamiento, mientras Frasco y el que escribe pretendíamos ir juntos. Nada más lejos de la realidad. A la primera rampa, una mezcla entre el Mortirolo y el Tourmalet, de casi 3 kilómetros, Frasco hizo un demarraje seco y me dejó.

La prueba no me la esperaba tan dura. Uno que no había hecho ni Minguez, ni tupi-taca ni nada de nada en cuestas lo paga caro. De hecho, todas las barreras las hice andando. Hay otra pendiente bastante importante, a unos 5 de meta, de unos 800 metros, en la que también hay que llamar al sherpa. Eso sí, el final es todo bajada. Pedí un periódico a la organización, me lo puse debajo de la camiseta y me tiré a tumba abierta en busca de Frasco, como Perico Delgado en Navacerrada en busca de Fabio Parra en la Vuelta del 85.

Al final Tachi hizo 1:53, lo que da muestras de la dureza de la prueba, y tras dar caza a Frasco a menos de un kilometro de meta, los gemelos Brownlee entramos cogidos de la mano marcando menos de dos horas. Lo que no sé es como me sacó un segundo en meta. Yo creo que me esprintó en meta el elemento. Como curiosidad, el Garmin me marcó en meta 20,400 metros, así como a otros compañeros con los que lo comenté.

Por lo demás, previa ducha con agua fría en los vestuarios del campo de fútbol habilitados al efecto, nos fuimos a tomar unas merecidas cervezas para reponer fuerzas. El conocimiento de Frasco de los organizadores y lugareños facilitó mucho las cosas. La belleza del paisaje también debe ser digna de mención.

En resumen, prueba dura de media montaña a la que hay que ir preparado para disfrutarla y que para hacer buena marca hay que estar como un búfalo.