Crónica cortesía de Frasco

 

 

“La pasión lleva al sacrificio, el sacrificio al esfuerzo, y el esfuerzo al triunfo”.

 

De sacrificio y esfuerzo, afrontaba esta carrera, una lucha contra la adversidad, debido principalmente a que había tenido que trabajar la noche anterior y habiendo acabado nada más y nada menos que a las 6 de la mañana, por lo que la carrera, no iba a ser en un principio nada fácil, pero me encontraba con fuerzas para realizar este reto, incluso habiendo descansado solo 2 horas y media la noche anterior. 

  

Todo empezó antes de esto. El día anterior, fui a recoger el dorsal al pabellón municipal, situado en la Avenida Conde Foxá, donde pude observar, que en el tema de organización, la cosa pintaba bien, porque muy amablemente sin trabas, escusas ni peros, pedí a una persona de la organización, llamada Estela, un favor que me había pedido Jorge Vegas, un amiguete de fatigas laborales, que por desgracia por una pequeña lesión, no podía compartir la experiencia, pero ya le dije, en otra nos veremos camarada, a recuperarse y ya te llegará el momento. Este favor, consistía en recogerle la bolsa del corredor, por no poder asistir al evento por esa circunstancia indicada anteriormente, a lo que Estela, muy amablemente, como ya he comentado, no puso impedimento alguno en entregarme la bosa de este golfete.

  

Volviendo al meollo que nos ocupa: 

La mañana muy favorable, tiempo agradable, unos 9 º aproximadamente, se respiraba una calma total en el ambiente, pero esto solo era el comienzo. Cuando me quise dar cuenta eran las 8:45 horas y tenía que salir pitando de casa porque el inicio de la prueba comenzaba a las 9:30 horas y andaba al límite de tiempo. Pero tuve la gran suerte de que gracias al compañero Álvaro y la compañera Rosa (dos elementos que como yo, trabajan conmigo), me pudieron llevar justo hasta la pancarta de salida (un lujo), llegando con suficiente tiempo a la localidad de Sancti Spiritus (SA), lugar de inicio de la carrera. Pero para el resto de la gente, desde las 8:15 horas había autobuses que salían de la Plaza del mercado de Abastos hacia Sancti Spiritus.

Una vez allí, ya pude palpar en el ambiente, los preludios de la carrera, los nervios de siempre, las fotos de rigor que al ser el único Zapatón, compartí la “retrataura” correspondiente, con tres gladiadores veteranos de esta afición, que mas adelante mencionaré, y sobre todo, las ganas de comenzar otra carrerita.

 

Me sorprendió gratamente, que el lugar elegido por la organización como vestuario improvisado para cambiarse, fuera la ermita de Sancti Spiritus, un lugar divino, que vino estupendo para compartir impresiones con otros corredores, antes de comenzar. 

 

Ya puestos en batalla, se dio la salida y comencé a recorrer las calles de Sancti Spiritus, a las que no faltó afición y ánimos, que siempre vienen bien en cualquier tramo de la carrera, recorriendo una distancia de unos 2 kilómetros aproximadamente hasta abandonarla y comenzar la ruta hacia Miróbriga por la carretera nacional N-620, tramo más importante y extenso de toda la carrera. Sobre el kilómetro 5, ya empecé a coger ritmo por la buena armonía que tiene el recorrido, prácticamente llano, tendiendo en su gran medida, hacia abajo, donde comienza mi batalla hacia la gloria, al juntarme con dos de los tres veteranos mencionados anteriormente, y que merecen una pausa en este camino y nombrarlos por un instante, ya que gracias a ellos, pude encontrar buenísimas sensaciones y mi mejor crono hasta esa fecha. Con nombre de Rey, Jesús Gorjón y Jesús Alfonso, fueron llevándome poco a poco, hasta el kilómetro 19, donde su ritmo fue infernal y con sus 54 añetes respectivamente, no pude ya en ese tramo, seguirles hasta la meta. 

 

Retomando la carrera, cada 5 kilómetros había avituallamiento, que te lo anticipaban unos metros antes mediante megafonía, cosa que me pareció curiosa y de agradecer. 

Como ya he comentado anteriormente, la carrera discurre en su totalidad por asfalto con dos subidas sustanciales en el kilómetro 5 y 19 respectivamente, siendo el resto, totalmente llano y tendiendo en muchos tramos hacia abajo. Buen perfil para hacer un buen crono. La entrada de Ciudad Rodrigo, es brutal, sobre todo el tramo del casco viejo (kilómetro 20 hasta meta), concluyendo en la plaza mayor de citada localidad, donde la afición está totalmente volcada con los corredores, impulsándote hacia el final cuando las fuerzas están al límite. Llegué totalmente vacío, pero con buenas sensaciones, tras ver el resultado obtenido, que había sido increíble y una experiencia para recordar.

 

 Un último inciso en el camino. Una vez que acaba la carrera, todo el que quisiera, junto con la gente que les había acompañando, la organización, daba de comer en el pabellón cubierto, con el típico “Farinato” incluido y bebidas para todos sin ningún coste adicional.

 

Perdón por la tardanza “No se trata de ser el primero, sino de llegar con todos y a tiempo”.

 

Y con esta frase concluyo mi pequeña experiencia, que espero haya sido grata para todos aquellos que disfrutan de este mágico deporte lleno de sensaciones.