Crónica cortesía de Andrés.

 

Por fin una carrera más corta. No sé, pero me apetecía volver a hacer una carrera corta, y es que tras una de 27 y una de 21 km, lo que me pedía el cuerpo era un cierto descanso. Creo que sería un descanso más mental que físico, porque con 14 km de una carrera de montaña no hay mucha opción de descanso.

 

Siguiendo la tradición, no duermo lo suficiente, a pesar del partido jugado y perdido contra ADK el día antes. Pero esta vez es consecuencia de que me despierto muy pronto… a las 5h30, lógicamente, tras un vaso de leche, vuelvo a intentar alargar mi reposo, a costa de retrasar el despertador, y lo logro. 7 horas de sueño, no está mal.

 

Nuevamente vamos 5 Zapatones, al igual que en la de Don Benito, pero sin que el viaje vaya a dar tantas opciones de recordar palizas anteriores, y ni mucho menos para que añoremos la voz del GPS.

Llegamos pronto, y aparcamos en casi el mismo sitio. Pronto empezamos a ver caras conocidas, y es que es una de las cosas buenas de correr casi en casa. Vamos muy sobrados de tiempo, y tras tomar indumentaria deportiva y cuadrarnos el dorsal empezamos un calentamiento, para mí demasiado extenso a lo que yo estoy acostumbrado. Quizás 1 km y pico de trote breve, culminados con unos ejercicios de estiramiento apoyándonos en una pequeña fuente, apenas para sostener mi pie, y un débil arbolito incapaz de mantener nada que no fuera su propio peso.

 

Inmejorables condiciones para correr, quizás un poquito de calor. Debemos estar en torno a los 12ºC, tiempo soleado, y lo peor es un ligero viento. Suficiente para manga corta, creo haber acertado.

La carrera empieza, y esta vez salgo en primer lugar de los zapatones, pero será algo breve a lo que yo no voy a oponer resistencia. No me preocupo más que de llevar un ritmo sostenible. Pronto Barrios y Luismi toman mejores posiciones, algo esperable. Detrás oigo a Beni hablar, va cerca de mí, supongo que al lado de Ángel.

 

Pasamos el km 1 a 4m04s según el crono. Con una pendiente imposible. Ni me planteo que ese sea el tiempo, o más bien que esa sea la distancia. Error seguro, con lo que aunque oigo el debate del tiempo y del kilómetro de menos de 1000 m, no le doy importancia convencido de un error de medida.

Luismi y Barrios ya se han distanciado. Y yo voy alternando compañías, adelantando y adelantado sobre todo cuando llegamos a las primeras cuestas, apenas 2 rodadas marcadas en el camino, separadas con arbustos, parecen marcar el trazado de los corredores en 2 hileras. Gran cantidad de madroños en los árboles y en el suelo que dan un colorido especial a la carrera.

 

Veo que Ángel y Beni van juntos y detrás de mí, pero cuando llegamos a la cuesta del km 4, Ángel me pasa, no dice nada, se le ve ligero, y no hago por seguirle convencido de que se encuentra mejor que yo, aparte de que no pretendo gastar en cuestas. Tanto es así, que me llego a parar, a pesar de que hace 2 años lo hice sin pararme, pero voy mentalizado en reservar, más cuando a lo lejos me parece ver a Barrios también andando.

 

En el kilómetro 5, también veo el calzón de Luismi a lo lejos, sin Barrios, luego Ángel, y a Beni no lo oigo por detrás. Paro en el avituallamiento, y es que eso de correr y beber en vaso no lo tengo aún aprendido. No bebo excesivamente y voy andando mientras veo llegar a Beni. Ángel ya se ha lanzado por la fuerte pendiente descendente que nos sigue, y yo ahí pretendo alargar la zancada seguro de mantener un ritmo. Empiezo a adelantar en la pendiente descendente, eso es algo que he mejorado con los años. Alcanzo a Ángel, que va en un grupo de 5. “Vamos Ángel” es suficiente para que entienda que nos separemos de los demás con un mayor ritmo. Efectivamente marcamos un buen ritmo, tanto que a Luismi le vemos a la distancia. Me parece verle poco alegre en su trote, seguramente consecuencia de la ausencia de entrenamientos en un par de semanas, al igual que el resto. Hago por mantener la distancia a Luismi, seguro de que, a menos de que vaya muy mal, no le voy a adelantar, pero por lo menos intento seguirle seguro de que puede marcarme un buen ritmo manteniendo la distancia. Ángel y yo recorremos al menos 3 km juntos, y llegando al 9, creo que en una bajada, veo que Ángel no me sigue el ritmo.

 

Voy solo, pero siguiendo a una chica y a un chico que llevan ritmos muy similares al mío. A la llegada al pueblo prácticamente formamos un grupo de 3, pero veo que el grupo “perseguidor” ya nos está dando alcance, que lo hacen al tener que frenar al pasar por debajo del puente dónde un pedregal me hace pisar con cuidado. Después afrontamos un camino ablandado por las recientes lluvias, ya formando parte de un grupo de al menos 8 personas que va ahilándose a fila de 1 al llegar a la cuesta que da acceso a la carretera, y en la que no dudo en andar los metros finales.

 

Iniciamos la subida, y me falta la suficiente confianza para llegar a la curva… confianza o ganas de gastar energías. Aguanto corriendo un poco más que los que preceden, lo que me hace adelantarlos, pero antes de la curva también empiezo a andar. Mi objetivo: “en la cuesta no me adelanta nadie”. Parece que uno de los que vienen detrás va a hacerlo, pero acaba teniendo que aminorar el ritmo ante la pendiente, o ante la perspectiva de lo que aún nos queda por recorrer.

Veo a Luismi a lo lejos, no le he visto aún andar, siempre corriendo.

Veo algún metro con menor pendiente, y no desperdicio la oportunidad de echar un ligero trote por lo menos que me haga asentar mi puesto. Luismi sigue corriendo.

 

Vuelvo a parar y vuelvo a retomar un ligero trote en las proximidades del final,  este año estoy corriendo durante más tiempo en esa dura ascensión, creo que eso ha sido una mejora. “Vamos coriano” de una corredora cauriense que hoy no participa.

Como siempre, en los metros finales, por dignidad ante la gente que está allí, no me paro, y con una arrancada final creo que entro dignamente. 1h15m34s, 50 segundos he perdido respecto a 2 años antes… 50 segundos, una miseria, 50 seg en 730 días… ojalá fuera cierto que la vida avanzase tan despacio.