Crónica cortesía de Andrés.

 

La de ayer, fue una carrera muy exigente, extremadamente exigente... han sido 27 km, 2 más sobre lo previsto, en que ha habido que desarrollar todo tu cuerpo: mente y físico.

Inicié la carrera por la noche... a la hora de acostarme, me presioné tanto con la necesidad de que debía descansar, que no fuí capaz de "concentrarme" para dormir... y hasta las 3h00 llegué a ser consciente. De hecho reconozco que me planteé la opción de no participar si el desvelo iba mucho más allá. Probé opciones de todos tipos para forzarme a dormir: leche con miel, 2 infusiones de tila "Relax" (no sabía que teniamos eso en el piso), pastilla de la alergia... pero nada de eso parecía dar sus frutos. Tomé la decisión de desayunar a las 3h00 para ver si era cierto que la sangre cuando hace la digestión abandona parte del cerebro para ir al estómago. No sé si fue eso, o el cansancio, pero funcionó.

Empecé la carrera reservón... eran muchos los km que nos esperaban, así que me marqué un ritmo con el que yo fuera cómodo y no me desgastase excesivamente... tanto que nadie me seguía... algunos lo intentaron (Francis Becerro) pero debieron de aburrirse de mi ritmo cansino y marcharon. Con Beni hasta el km 3, momento en que un repecho nos séparó, quedándose atras, junto a mi compañero Ángel Martín. Reconozco haber dudado si debía ir con ellos, o seguir por delante... pero opté por hacer todo lo posible.

Así que durante gran parte de la carrera marché solo... con la mirada en el que me aventajaba 200 m... y entre ánimos de Diego a la entrada del pueblo, encaré la subida a el castillo de Portezuelo. Apróximadamente km 13.

Allí subí adelantando... sorprendentemente me notaba más fuerte que los que iban por delante de mí, a los que llegué a superar. En la parte técnica, llegué a adelantar a varios corredores. Un segundo!!! ¿¿¿Qué es la parte técnica???? Aquel tramo de la carrera en que no hay forma de correr. Debí recordar la práctica que antaño, en tiempos de Piedras Albas, me hacía moverme por los canchales del pueblo, y adelanté al menos 8 corredores, algunos históricamente mejor preparados que yo. Entre peñascos, y piedras, que ponían a prueba mis tobillos cogí una cierta ventaja a éstos.

Así seguí durante varios km, con 2 corredores por delante que eran mi nuevo objetivo... y cuando el cortafuegos volvió a empinarse alcancé a uno de ellos. Estaba sorprendido por la carrera que estaba haciendo, de hecho me hacía pensar si no llevaría un ritmo demasiado alto.

El recorrido se había suaviazado cuando alcancé al segundo de ellos, corrí unos segundos con él. Luego encendí, las luces de emergencia, me aparté, y entre las numerosas jaras que había, decidí liberarme de las presiones que llevaba conmigo. Retomé el camino, pero notaba que el hormigón del que ya se componían mis piernas estaba empezando a fraguar... la sensación de pesadez empezaba a ganarme la partida.

Volví a alcanzarlos, aunque también algunos, aquellos mejor preparados históricamente, me alcanzaron. Y pasado el Arquillo (km 20)... el terraplén hacia la Silleta!!!! Una pendiente, el sigpac marca una pendiente del 47%, un recorrido en un talud, dónde los que parecían haberlo terminado parecían puntitos de colores, allá, en la distancia (1 km), casi tocando el cielo. Fue un duro golpe moral, lo reconozco. Pero a esas alturas no había posibilidad de arrepentirse. Me marqué pequeños tramos y me tomaba la libertad de descansar algunos segundos. Los tambores de mi corazón, intentaba que las piernas siguieran el mismo ritmo: misión imposible.

Algún corredor en asistencia médica había a un lado de la senda que parecía seguir la dirección celestial. Al final subí, con la cabeza agachada para no obsesionarme con lo que aún quedaba, e intentado forzar las piernas. Y después una bajada, aunque para entonces el hormigón del que parecían estar hechas mis piernas había fraguado. Con semejantes bloques de hormigón, seguí solo... y acabé cuando y cómo pude.

Creo que, dentro de mis posibilidades, hice una carrera bastante aceptable. Hoy tengo la impresión de que ayer alguien me apaleó mis músculos, sensación de cuerpo dolorido